Historia

Breve crónica de la Academia Nacional de la Historia
(Instituto Histórico del Perú)

Oswaldo Holguín Callo
Academia Nacional de la Historia
Pontificia Universidad Católica del Perú

La Academia Nacional de la Historia fue creada como Instituto Histórico del Perú mediante un decreto supremo de 18 de febrero de 1905, suscrito por el presidente de la República, José Pardo y Barreda, y el ministro de Justicia, Culto e Instrucción, Jorge Polar. Considerando que convenía “propender a la formación de la historia nacional”, se le asignó las tareas de “reunir, descifrar, organizar, anotar y dar publicidad” a los documentos históricos peruanos, iniciar y recompensar la redacción de obras históricas…”, proponer al Gobierno “lo que considere útil para el conocimiento, difusión y progreso de las ciencias históricas”, informándolo “en los asuntos en que se juzgue oportuno conocer su opinión”, y “conservar los monumentos nacionales de carácter arqueológico o artístico”. También se dispuso que el Instituto tuviera una revista y que el Archivo Nacional estuviera bajo su dependencia.

Una resolución suprema de 8 de marzo de 1905 nombró a veintiocho destacados ciudadanos como los primeros miembros del Instituto:

  • José Sebastián Barranca
  • Modesto Basadre
  • Enrique Benites
  • Marco Aurelio Cabero
  • Mariano Harlan Cornejo
  • Pedro Emilio Dancuart
  • Juan Norberto Eléspuru
  • Aníbal Gálvez
  • Carlos García Irigoyen
  • Ricardo García Rosell
  • Emilio Gutiérrez de Quintanilla
  • José Augusto de Izcue
  • Miguel Antonio de la Lama
  • Víctor Manuel Maúrtua
  • Rosendo Melo
  • Manuel Jesús Obín
  • Teodorico Olaechea
  • Pablo Patrón
  • Carlos Paz Soldán
  • José Toribio Polo
  • Javier Prado y Ugarteche
  • Mariano Ignacio Prado y Ugarteche
  • José Agustín de la Puente
  • José Román de Idiáquez
  • Carlos Alberto Romero
  • Manuel Nemesio Vargas
  • Carlos Wiesse
  • Celso Zuleta

Igualmente, señaló como miembros natos a los correspondientes en el Perú de la Real Academia de la Historia de España y de otras academias históricas, así como a trece individuos (incluidas ocho autoridades y profesores de la Universidad de San Marcos) en virtud de las funciones que desempeñaban.

Pocos días después, el 31 de marzo, se realizó la primera sesión, que presidió el ministro Polar, para elegir una junta directiva provisional, la cual recibió el encargo de redactar un proyecto de estatutos y quedó conformada por Eugenio Larrabure y Unanue (correspondiente de la Real Academia de la Historia), presidente; José Toribio Polo, secretario; Emilio Gutiérrez de Quintanilla, inspector del Archivo Nacional; y Carlos Alberto Romero, director de la revista. Por resolución suprema de 10 de julio, quedaron aprobados los primeros estatutos –“El Instituto Histórico del Perú… es un cuerpo que tiene por objeto cultivar y promover el estudio de la Historia Nacional” (art. 1°)–, los cuales limitaron a treinta los miembros de número, norma hasta hoy vigente. Como estaba previsto, al día siguiente la junta general reunida conforme a los flamantes estatutos eligió a la primera junta directiva: presidente, Eugenio Larrabure y Unanue; primer vicepresidente, Mariano Ignacio Prado y Ugarteche; segundo vicepresidente, Pablo Patrón; secretario, José Toribio Polo; prosecretario, Rosendo Melo; inspector del Archivo Nacional, Carlos Paz Soldán; director de la Revista Histórica, Carlos Alberto Romero; director del Museo Histórico, José Augusto de Izcue; y tesorero, Julio R. Loredo.

El 29 de julio se realizó la solemne instalación oficial (inauguración) en la Cámara de Diputados, a la cual concurrieron los más altos magistrados de la nación, diplomáticos y representantes de la sociedad. Pronunciaron conceptuosos discursos el presidente de la institución Larrabure y Unanue, el ministro Polar y el presidente de la República Pardo y Barreda.

Polar, que había sido profesor de historia y era autor de un Compendio de Historia del Perú redactado conforme al programa oficial (Arequipa, 1878), expresó:

Fortificar la nacionalidad, es alta misión de la Historia. Cuando nos hablan de nuestras glorias, cuando, por ejemplo, nos hablan, con palabra emocionada, de aquella mañana de julio en que San Martín, inspirado por Dios, dijo “desde este momento el Perú es libre e independiente por la voluntad de los pueblos y la justicia de su causa que Dios defiende”; cuando nos hablan, con palabra desgarrada, de aquella otra trágica mañana en que Grau, el héroe sin tacha, caía en el “Huáscar”, la pequeña nave que se dejó hacer pedazos antes que rendirse, mostrando así cómo deben caer los buques de guerra, pedazos del corazón de la patria, tablas hechas patria; cuando nos hablan, como debe hablarse, con toda el alma, de Arica, del Morro, y, evocando el sublime sacrificio, nos parece ver el alma de Bolognesi subiendo al cielo envuelta en el humo del último cartucho; cuando de esas glorias, de esos sacrificios, de esos infortunios nos hablan, entonces, sacudido el corazón de las ligaduras del presente, sentimos que todos los hijos de la patria, todos, somos hermanos.

El ministro tenía muy claro cuál es el deber del Estado hacia la historia:

… en ninguna parte abandona el Estado el cuidado de la Historia al esfuerzo individual, sino que crea, estimula, que honra corporaciones que presten ese alto servicio al país.

Y Pardo, que había investigado y escrito sobre la historia de los límites peruanoecuatorianos y enseñado el curso de Historia de los Tratados del Perú en la Universidad de San Marcos, destacó el papel de la historia en la formación de la nación:

En la labor de estímulo de parte del Estado a la cultura nacional, el estudio de la Historia patria es el que debe tener lugar preferente, porque de las ramas del saber es la que tiene mayores vínculos, la que concurre con mayor influencia a formar el carácter nacional.

Entre los fines del Instituto estaba “conservar los monumentos nacionales de carácter arqueológico o artístico” (art. 2°, inciso 5°), pero para ejecutar tarea tan grande y laboriosa hacía falta un órgano especializado. La carencia también fue resuelta por Pardo y Polar, quienes, por decreto supremo de 6 de mayo de 1905, crearon el Museo de Historia Nacional, “bajo la dependencia del Instituto Histórico del Perú y sobre la base de las colecciones existentes que sean de propiedad pública” (art. 1°). El Instituto fue encargado de presentar el plan de organización y el presupuesto de su instalación y funcionamiento. El 29 de julio de 1906, primer aniversario del Instituto, se inauguró el Museo de Historia Nacional, ocasión que sirvió para incorporar como miembro de número al arqueólogo alemán Max Uhle, encargado de la Sección Arqueológica. Así, durante algunos años, el Archivo Nacional y el Museo de Historia Nacional fueron dependencias del Instituto. El presidente Pardo nuevamente hizo público su respaldo al asistir con sus ministros a la sesión solemne celebrada en el segundo aniversario de la instalación del Instituto (29 jul. 1907). Por otra parte, el Congreso de la República dio una ley por la cual encargó al Instituto la selección y publicación de obras de autores peruanos, la adquisición de manuscritos y documentos, etc., y al efecto incluyó una partida de mil libras peruanas anuales en el presupuesto nacional.

El Instituto, creado por el Estado peruano sin compromiso alguno con la Real Academia de la Historia de España, a diferencia de algunas academias hispanoamericanas nacidas de estrechos vínculos personales mantenidos con aquella, fue reconocido como correspondiente de la corporación madrileña el 25 de julio de 1920. El dantesco incendio que destruyó la rica Biblioteca Nacional del Perú el 10 de mayo de 1943, también consumió el mobiliario y los archivos del Instituto, que ocupaba unas oficinas del segundo piso.

El 27 de diciembre de 1955, el Instituto celebró medio siglo de existencia con una ceremonia oficial en la cual pronunció el discurso de orden el académico Alberto Tauro del Pino. Por entonces, los académicos eran:

  • Carlos Alberto Romero Ramírez (1905)
  • Felipe Barreda y Laos (1908)
  • Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco (1908)
  • Juan Bautista de Lavalle y García (1911)
  • José Gálvez Barrenechea (1919)
  • Óscar Miró Quesada de la Guerra (1920) (presidente)
  • Víctor L. Criado y Tejada (1921)
  • Luis Alberto Sánchez Sánchez (1928)
  • Rubén Vargas Ugarte, S. J. (1931)
  • Luis Eduardo Valcárcel Vizcarra (1932)
  • Evaristo San Cristóval Palomino (1935)
  • Pedro Villar Córdoba (1935)
  • Luis Alayza y Paz Soldán (1940)
  • Rafael Loredo Mendívil (1941)
  • José Gabriel Cosio Medina (1945)
  • Raúl Porras Barrenechea (1945)
  • José Manuel Valega Vasallo (1945)
  • Jorge Basadre Grohmann (1946)
  • Luis Antonio Eguiguren Escudero (1946)
  • Manuel Moreyra y Paz Soldán (1946)
  • Ella Dunbar Temple Aguilar (1946)
  • Pedro Ugarteche Tizón (1946)
  • Aurelio Miró Quesada Sosa (1947)
  • Emilio Romero Padilla (1947)
  • Óscar N. Torres Velásquez (1947)
  • Alberto Tauro del Pino (1948)
  • Juan C. Bromley Seminario (1955)
  • Félix Denegri Luna (1955)
  • Guillermo Lohmann Villena (1955)
  • Jorge C. Muelle Rojas (1955)

Entre su fundación y 1962, el Instituto Histórico del Perú tuvo los siguientes presidentes: Eugenio Larrabure y Unanue (1905-1916), reemplazado temporalmente por Mariano Ignacio Prado y Ugarteche y Pablo Patrón (1905-1908), Juan Norberto Eléspuru (1916-1921), Felipe de Osma y Pardo (1921-1924), Emilio Gutiérrez de Quintanilla (1924-1926), Mariano Ignacio Prado y Ugarteche (1926-1946), Víctor Andrés Belaunde (1947-1948), Luis Alayza y Paz Soldán (1948-1949), Óscar Miró Quesada (1949-1956) y Jorge Basadre (1956-1962).

En octubre de 1962, el académico Aurelio Miró Quesada Sosa fue transitoriamente encargado de la presidencia con el objeto de reorganizar el Instituto; sus trabajos merecieron la aprobación corporativa en enero de 1963, cuando fue elegido presidente de la nueva junta directiva. Miró Quesada Sosa promovió su nuevo nombre –Academia Nacional de la Historia– y consiguiente elevación de categoría, así como la actual estructura orgánica y los vigentes estatutos, cuya preparación empezara en la presidencia de Jorge Basadre, todo lo cual fue oficializado por resolución suprema 439 de 24 de diciembre de 1962.

Según dichos estatutos, el Instituto Histórico del Perú “es la Academia Nacional de la Historia que tiene por objeto cultivar y promover el estudio de la Historia Patria y de los problemas conectados con las ciencias históricas” (art. 1°), para lo cual puede realizar acciones muy diversas: reunir y conservar materiales éditos e inéditos, fomentar el cultivo de la Historia Patria, supervisar los archivos y museos del país, publicar colecciones de fuentes documentales y obras raras o inéditas, editar la Revista Histórica, proporcionar los informes que le pidan los órganos del Estado, cuidar la fidelidad de los textos de Historia del Perú y presentar observaciones al respecto, e intervenir en la nomenclatura de las calles y plazas de la República (art. 2°). A fin de precisar el nuevo nombre -Academia Nacional de la Historia (Instituto Histórico del Perú)- se expidió el decreto supremo 60, de 18 de setiembre de 1964.

Miró Quesada Sosa realizó una fructífera labor, en la cual destacan la exitosa realización del coloquio internacional por el tercer centenario del nacimiento del polígrafo virreinal Pedro de Peralta Barnuevo (18-26 nov. 1964) y, sobre todo, el trascendente y también internacional Congreso sobre el Mestizaje (“Ideas y proceso del mestizaje en el Perú”) con motivo del sexagésimo aniversario de la institución (15-24 set. 1965).

Las celebraciones del 150° aniversario de la Independencia (1970-1974) motivaron la creación de la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, a la cual brindaron su valioso concurso varios académicos encargados de tareas de investigación y publicación de documentos, organización de eventos, conferencias, etc. Con motivo del bicentenario de la rebelión de José Gabriel Túpac Amaru (1980-1981), la Academia participó en la organización del Coloquio Internacional Túpac Amaru y su Tiempo (Lima y Cuzco, 11-16 nov. 1980), y organizó y presidió el concurso internacional convocado por la Organización de Estados Americanos.

El 31 de octubre de 1980 la Academia celebró su septuagésimo quinto aniversario con una sesión pública a la que asistió el presidente de la República Fernando Belaunde Terry y en la cual pronunció el discurso de orden el académico José Agustín de la Puente Candamo. Por entonces, los académicos eran:

  • Óscar Miró Quesada de la Guerra (1920)
  • Luis Alberto Sánchez Sánchez (1928)
  • Luis Eduardo Valcárcel Vizcarra (1932)
  • Ella Dunbar Temple Aguilar (1946)
  • Manuel Moreyra Paz Soldán (1946)
  • Aurelio Miró Quesada Sosa (1947)
  • Emilio Romero Padilla (1947)
  • Jorge Basadre Grohmann (1946)
  • Alberto Tauro del Pino (1948)
  • Guillermo Lohmann Villena (1955)
  • Félix Denegri Luna (1955) (presidente)
  • José Agustín de la Puente Candamo (1960)
  • Bolívar Ulloa Pasquette (1963)
  • José Antonio del Busto Duthurburu (1967)
  • José Luis Bustamante y Rivero (1968)
  • César Pacheco Vélez (1972)
  • Carlos Deustua Pimentel (1972)
  • María Rostworowski de Diez Canseco (1979)
  • Félix Álvarez Brun (1979)
  • Armando Nieto Vélez, S. J. (1979)
  • Juan Manuel Ugarte Eléspuru (1980)
  • Franklin Pease García Yrigoyen (1980)
  • Percy Cayo Córdova (1980)
  • Miguel Maticorena Estrada (1980)

En su centenario institucional, celebrado en 2005, la Academia recibió, entre otros, los homenajes del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú y del Congreso de la República, donde el académico Armando Nieto Vélez, S. J., leyó el discurso de orden. El mismo encargo recibió el académico Fernando Silva Santisteban en la sesión solemne realizada al efecto. Con la valiosa colaboración del Consorcio de Universidades y los auspicios del Banco de Crédito del Perú, la Compañía de Minas Buenaventura, la Southern Perú Copper Corporation y el Instituto Riva-Agüero, la Academia realizó el Congreso Nacional de Historia “Pueblos, provincias y regiones en la Historia del Perú” (Lima, 26-29 oct. 2005), que dio lugar al volumen del mismo título publicado en 2007 (982 p.). La empresa SERPOST (Servicios Postales del Perú) emitió una estampilla con la imagen de la medalla institucional. Al cumplirse el centenario académico, eran numerarios:

  • Guillermo Lohmann Villena (1955)
  • José Agustín de la Puente Candamo (1960) (presidente)
  • José Antonio del Busto Duthurburu (1967)
  • María Rostworowski de Diez Canseco (1979)
  • Félix Álvarez Brun (1979)
  • Armando Nieto Vélez, S. J. (1979)
  • Miguel Maticorena Estrada (1980)
  • Héctor López Martínez (1995)
  • Duccio Bonavia Berber (1995)
  • Scarlett O’Phelan Godoy (1996)
  • Fernando Silva Santisteban Bernal (1996)
  • Juan Miguel Bákula Patiño (1996)
  • Luis Jaime Cisneros Vizquerra (1997)
  • César Gutiérrez Muñoz (1998)
  • Federico Salmón de la Jara (1999)
  • Federico Kauffmann Doig (1999)
  • Antonio San Cristóbal Sebastián, C. M. F. (2000)
  • Ramiro Castro de la Mata Caamaño (2000)
  • Fernando de Trazegnies Granda (2000)
  • Francisco Stastny Mosberg (2002)
  • Enrique Carrión Ordóñez (2002)
  • Julián Heras Díez, O. F. M. (2002)
  • Rodolfo Cerrón Palomino (2002)
  • Uriel García Cáceres (2003)
  • Margarita Guerra Martinière (2004)
  • Carlos Peñaherrera del Águila (2004)

Entre 1962 y la actualidad, la Academia Nacional de la Historia ha tenido los siguientes presidentes: Aurelio Miró Quesada Sosa (1962-1967), Guillermo Lohmann Villena (1967-1979), Félix Denegri Luna (1979-1995), José Agustín de la Puente Candamo (1995-2008), Armando Nieto Vélez, S. J. (2008-2015) y Margarita Guerra Martinière (2015-).

A lo largo de su existencia, muchas actividades de la Academia han contado con la estrecha colaboración de instituciones de prestigio como la Sociedad Geográfica de Lima, la Academia Peruana de la Lengua, el Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Academia Diplomática del Perú, etc.

La publicación más importante de la Academia es, sin duda, la Revista Histórica, fundada en 1906, que en su centenaria existencia ha recogido una buena parte de la mejor historiografía peruana y extranjera dedicada al país de los incas.

Desde 2001, la colonial Casa de Osambela, antes llamada de Oquendo y hoy Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega, es sede de la Academia y de otras corporaciones intelectuales nacionales.

La economía de la Academia Nacional de la Historia, desde que fuera creada como Instituto Histórico del Perú, se sustentó en las asignaciones ordenadas en el presupuesto de la República por el Estado peruano, su fundador. A raíz de la grave crisis mundial de 1930, el Estado suspendió la asignación durante cuatro años, restableciéndola el ministro de Educación coronel Ernesto Montagne en 1935, lo que permitió volver a publicar la Revista Histórica. Óscar Miró Quesada de la Guerra consiguió en 1952 incrementar el monto de 500 soles anuales, vigente desde la fundación, a 4 000, y en 1963 Aurelio Miró Quesada Sosa obtuvo que la Comisión Nacional de Cultura elevara de 1 000 a 3 000 soles al mes la partida presupuestal, suma aún insuficiente. Durante la presidencia de Guillermo Lohmann Villena (1967-1979), el apoyo estatal se redujo y, finalmente, se extinguió. En la actualidad, la Academia Nacional de la Historia funciona con algunas donaciones de instituciones particulares, como las del Consorcio de Universidades, que le han permitido publicar los números 39 a 45 de la Revista Histórica. La falta de recursos ocasiona que su accionar esté gravemente limitado. Sin embargo, a través de sesiones solemnes, realizadas para recordar grandes efemérides o incorporar a nuevos miembros, de informes solicitados por entes públicos, de la participación de sus miembros en comisiones oficiales, etc., la Academia sigue demostrando su indeclinable propósito de servir a la Nación Peruana.

Referencias

  • “Fundación del Instituto Histórico”. Revista Histórica, Lima, mar. 1906, 1: 1, pp. 110-149.
  • Hampe Martínez, Teodoro. “Trayectoria y balance en la historiografía peruana: 90 años de la Academia Nacional de la Historia (1905-1995)”. Boletín del Instituto RivaAgüero, Lima, 1996, 23, pp. 39-61; y Anuario de Estudios Americanos, Sevilla, jul.-dic. 1998, 55: 2, pp. 703-725.
  • Inauguración solemne del Instituto Histórico del Perú. Lima, Tip. Nacional de Federico Barrionuevo, 1905; y Revista Histórica, Lima, 1993-1995, 38, pp. 8-39.
  • “El Instituto Histórico del Perú”. El Comercio, Lima, 9 dic. 1924; y Revista Histórica, Lima, 1921-1925, 7, pp. 370-374.
  • Museo de Historia Nacional. 29 de julio de 1906. Lima, Imp. La Industria, 1906.
  • Revista Histórica, Lima, 1906-2014, 1-46.
  • Tauro del Pino, Alberto. “(Discurso de orden en el cincuentenario del Instituto Histórico del Perú)”. Revista Histórica, Lima, 1955-1956, 22, pp. 9-40.